Du spielst Gott [2/3 HeraclesxSadiq]

Disclaimer: Matadme, soy una mala puta, no he actualizado, lo sé. Vale, ahora, volvamos a lo que a mí realmente se me da bien, lo que realmente me gusta: Vamos a hacerle sufrir! Por supuesto, ellos no me pertenecen, blahblahbla, sin ánimo de lucro, blahblahblah, y todo eso.


Du spielst immer wieder Gott mit deiner Macht

Du spielst immer wieder Gott, der mich verlacht

Sentiste como el polvo entraba por tus fosas nasales, copándote la respiración, mareándote, notando como llegaba hasta la garganta. El turco retiró la mano entonces, dejándote respirar, toser, aunque ya era demasiado tarde como para intentar escupir el polvo. No sabías lo que era, no querías saberlo, pero te estaba afectando. La respiración, cada segundo más pesada, la consciencia alterada y subyugada, los parpados bajaban, tú no oponías resistencia ninguna, no podías ponerla.

Sabías donde estabas, sabías lo que pasaba, y mierda, no podías hacer otra cosa que no fuera ponerte cachondo mientras notabas la lengua del turco en tu cuello, dejando un camino de saliva hasta tu clavícula. Y mordió, clavándote los dientes, acariciándote con la lengua, haciendo que sintieras todos y cada uno de los movimientos de su lengua, de sus manos, de sus dedos, que te sostenían, apretándote contra el. Podías notarle en tu espalda, podías sentir su aliento, oler su sudor, mezclado con el tuyo. Sus manos, que subían y bajaban por tu pecho, provocándote, marcándote a fuego.

No tenías remedio, nunca lo habías tenido cuando él estaba cerca. Y ahora, atado, sumiso, sin posibilidad de resistirte, totalmente rendido, contra todo pronóstico y pisando tu orgullo, sabías que el turco iba a joderte. Y te iba a joder bien. Y te iba a gustar. Y lo ibas a disfrutar. Y, qué cojones, lo estabas disfrutando. Habías empezado a echar el cuello hacia atrás, podías imaginarte su sonrisa de satisfacción cuando te lo mordió, justo en la yugular, succionando, fuerte, sin clemencia. Como pudiste imaginarte el gesto tirano en su cara cuando te pellizcó los pezones, a estas alturas ya duros como piedras, y ahogaste un gemido, ronco, nacido del fondo de tu garganta. Y entonces, el muy cabrón, te susurró al oido, con voz melosa, ronca, puro sexo:

-Voy a follarte, y vas a disfrutarlo...

Mordiendo el lóbulo de tu oreja derecha, deslizó su lengua, moviéndola hasta la base de tu nuca, donde volvió a morderte.

-Vas a pedirme de rodillas que vuelva a hacértelo...

Susurrándote, el muy cabrón, lo que iba a hacerte, paso por paso, punto por punto. Segundo tras segundo, cedías un poco más, sólo un poco. Como el felino que era, se deslizó, colocándose delante de ti, y te quitó la venda de los ojos, mientras con una mano te atraía hacia él. Y los viste, sus dos esmeraldas, destellaban, brillaban. Eran ojos de tigre, o tal vez de algo peor, más agresivo, y aún más sigiloso. Eran lujuria, pasión turca elevada al extremo. Eran deseo, deseo contenido, y rabia. Prometían dolor, un infierno dorado, y placer, un nirvana tortuoso.

Tu le miraste, vaya si le miraste. Odio, rabia, pasión, orgullo desmedido. Todo y nada, siempre y nunca. Deseo, ansia. Querías comerle la boca, y eso era un hecho. Querías darle la paliza de su vida, y eso también era un hecho. Pero tal vez, lo más increíble de todo aquello, era que te estabas derritiendo, y a punto de rogarle, que se callara de una puta vez y te la metiera hasta el fondo.


1 bites to the lolly:

  David

22 de octubre de 2009, 16:18

Me ha gustado mucho el relato, sugestivo y catártico. Seguiré pasándome por aquí, me he dado un garbeo y es todo muy ameno y personal a la vez. Tu cambio de look también me mola xD.

PD: Espero que te acuerdes de mí :P