Drabble [Sweenett, +18]

Disclaimer: No me pertenecen, blablabla, sin animo de lucro y todo eso. Necesitaba escribir algo con Kashmir, y con cortes, y mucho sexo y esas cosas guarras.



"Nellie, ¡no te metas en los pantalones del lobo!", eran las palabras que mejor recordaba Mrs. Lovett, mientras sentía la cuchilla de Mr. Todd deslizarse por su clavícula, dejando un rastro borgoña inconfundible. Palabras que emergían de algún lugar de su mente, y que intentaba acallar, maldita sea la conciencia. Palabras que se entremezclaban con sus gemidos, en la boca de Mr. Todd, rodeando su lengua y llevándola a su particular Nirvana. Nellie sabía que aquello no significaba nada para Mr. T, que ella no significaba nada para él. Podría estar proporcionándole carne fresca para una nueva remesa de empanadillas en vez de cortes, mucho sexo y más placer. Podía oír su respiración, que empezaba a notarse cargada, sentir su lengua contra su cuello, seguida de otro corte de su navaja de afeitar, suave, doloroso, dominante, egoísta, y terriblemente placentero.

-Mrs. Lovett... no es correcto que una señora respetable, y de su posición, gima como un gatito lastimero cada vez que mi navaja la toca...

Ronroneaba aquellas palabras en su oído, introduciéndose en ella y retorciendo cada terminación nerviosa, bajando hasta su vientre y subiendo de nuevo, exhalando violencia, seducción. Ni siquiera la estaba tocando demasiado, pero ella temblaba como una hoja en invierno, suplicando que la tocara un poco más, sólo un poco más. Sus dedos desataron su corsé, lanzándolo indecentemente lejos, para pasar a rodear su cintura con sus manos, que volvieron a subir a tu cuello, apretándolo, sublimando sus sentidos, cortando todo pensamiento que no estuviera centrado en él, en sus manos, en sus navajas, en los cortes, en lo que te iba a hacer, y en lo que ya te estaba haciendo.

-Mrs. Lovett... mi querida Nellie... Mrs. Lovett... ¡¡¡MRS. LOVETT!!!

Aquellas palabras fueron como un jarro de agua fría, despertándola de su maravilloso, fantástico y altamente satisfactorio sueño lúcido. Mr. Todd estaba allí, en su puerta, esperando su comida, que ya iba media hora tarde. Suspiró, mientras trataba de retener los mordiscos de Mr. Todd en su clavícula, se levantó a prepararla. "Nellie, soñar es malo para la salud. Soñar con que tu inquilino, que además de ser un asesino es un cabrón, es terrible para conciliar el sueño".

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