Poison [1/3 Turkey/Greece +18]

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen y la idea de la canción ha sido de Eria.

I want to hurt you just to hear you screaming my name
Don't want to touch you but you're under my skin


Las cuerdas de seda rodeaban los muslos de Heracles, subiendo hacia la espalda, pasando por su trasero, rodeando su miembro, y atrapando sus abdominales. Sus piernas, inmovilizadas, atadas contra su espalda, de la misma manera que sus manos. El turco, sentado en unos almohadones, con una cachimba al lado, y desnudo de cintura para arriba, le miraba. No sonreía, sencillamente fumaba, y le miraba, esperando a que despertara del sueño al que le había sometido.

El tiempo parecía haberse detenido en una atmósfera de satén y humo, hasta que el Griego despertó, moviendo la cabeza de un lado a otro, con la boca pastosa, mirando a su alrededor, preguntándose dónde estaba, y por qué no podía moverse. No se hizo consciente de su situación hasta que intentó moverse, y obviamente, no pudo. Sadiq se levantó entonces de los almohadones, acércandose a él, sin decir nada. Se quitó la máscara, dejándola caer. Se pasó la mano por el pelo, lanzando un largo suspiro.

-¿Qué demonios hago aquí, Turco?

Él no respondió, todavía no era el momento. Sencillamente, apretó la cuerda que mantenía al griego con las manos en alto y colgando del techo.

-¡Contéstame!

Heracles empezó a moverse, intentando zafarse de las cuerdas, sin conseguir nada más que notar como la seda le rozaba los muslos, las ingles, los pectorales, las muñecas, los tobillos. El turco le tomó del mentón y le obligó a abrir la boca, metiéndole sin demasiados miramientos un trozo de seda doblada a modo de mordaza. El griego hizo amago de escupirla, pero no pudo. Sadiq sonrió de medio lado, y se alejó de Heracles unos pasos, sólo para contemplarle. Ahí tenía al objeto de su deseo, sometido por unas cuerdas y un trozo de tela, completamente desnudo, con un principio de erección en la entrepierna y mirándole con rabia. Cogió del suelo otro pedazo de cuerda, y acercándose al griego, y sin dejar de mirarle, empezó a atárselo, primero alrededor de los testículos, luego subiendo hacia su miembro, haciendo presión, rozándolo con los dedos, hasta atárselo a la cintura, manteniéndolo completamente erguido.

Heracles no hizo otra cosa más que intentar resistirse, y espetar unos insultos inaudibles a través de la mordaza, mientras se excitaba cada vez más al notar la seda y las manos del turco sometiéndole un poco más. Vio como el turco cogía una cajita, la abría debajo de su nariz y le obligaba a respirar lo que contenía. Inmediatamente, sintió ganas de toser y estornudar, pero Sadiq se lo impidió tapándole la nariz. El turco estaba ahora detrás de el, tapándole la nariz y la boca y obligándole a apoyarse contra él, cortándole la respiración durante unos segundos que parecieron interminables, durante los que aspiró el olor del turco, mezclado con el humo, el sudor, la tensión de todos sus músculos.

Vale, si, no se me da bien escribir en tercera persona, lo sé. Así que he decidido que el siguiente capítulo será el POV de Heracles y el último el POV de Sadiq, salvo que se me ocurra cambiar algo, que nunca se sabe.

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